viernes, 5 de noviembre de 2010

EUROPA MEDITERRÁNEAS DEL ESTE

ISRAEL

Nombre oficial: Estado de Israel

Capital: Jerusalén

En 1950 el Parlamento israelí proclamó Jerusalén como su capital. Muchos países, sin embargo, no reconocen ese estatus y mantienen sus embajadas en Tel Aviv-Yafo.

Principales ciudades: Jerusalén, Haifa, Tel Aviv-Yafo, Rishon LeẔiyyon, Beersheva, Holon, Peta Tiqwa, Ashdod, Netanya, Bat Yam,Bene Beraq,Ramat Gan, Ashqelon, Reovot, Herzliyya,, Kefar Sava,

Ra'ananna y Ramla

Población 6.276.883 (2005)

Porcentaje de población urbana 92% (2003 estimado)

Porcentaje de población rural 8% (2003 estimado)

Composición de la población

Judíos (de los cuales no nacidos en Israel, 62%; nacidos en Europa/América/Oceanía, 26%; nacidos en África, 7%; nacidos en Asia, 5%) 82% y Otros (mayoritariamente musulmanes, cristianos y drusos) 18%

Lenguas Hebreo (oficial), árabe utilizado oficialmente por la minoría árabe, inglés, yiddish, ruso

Religión: Judíos 82%, Musulmanes (suníes principalmente) 14%, Cristianos 2% y Otros 2%.

Forma de gobierno República

Unidad monetaria 1 nuevo shekel = 100 nuevos agorot 

Industrias Alimentarias, de tallado y pulimento de diamantes, textiles, ropa, papel, químicas, metalúrgicas, equipos militares, de transporte, eléctricos, maquinaria, extractoras de potasio, electrónica de alta tecnología, cemento, turismo.

Geografia:

Israel se encuentra en el Asia Menor, en la orilla oriental del Mediterráneo. Su tierra es antigua, pero el país tiene tan sólo algo más de 50 años de existencia. Sus fronteras han experimentado a lo largo de los años continuas modificaciones a causa de los diversos conflictos bélicos mantenidos con los países árabes vecinos desde 1948 hasta 1973.

El territorio puede dividirse en cuatro regiones bien diferenciadas:

Llanura litoral.

Se extiende desde Líbano hasta Gaza, con una anchura de unos 16 kilómetros como máximo, sólo interrumpida en Haifa por el monte Carmelo. Al norte se encuentra la llanura de Esdraelon. Esta zona, que destaca por la fertilidad de sus tierras, se encuentra en la zona norte del país. Por aquí discurre el río Qishon, el más largo de Israel.

Región montañosa central.

Tiene en el norte los montes de Galilea, y culmina en el Merón con una altitud de 1.208 metros. En el norte y el centro están las colinas de Judea, aunque gran parte de esta región se encuentra en la ocupada orilla oeste del Jordán.

Valle del Rift.

Se corresponde con la Gran Fosa del mismo nombre, que en esta zona coincide con el curso del río Jordán desde el mar de Galilea, también conocido como lago Kinnereth y lago Tiberíades, hasta su desembocadura en el mar Muerto. En este lugar, el río recorre toda la depresión, desde el antiguo lago de Hula, por debajo del nivel del mar.

El río Jordán forma la frontera entre Jordania y la ocupada orilla oeste. El río desemboca en el mar Muerto, un inmenso lago salado que se encuentra a 400 metros por debajo del nivel del mar y que constituye el punto más bajo de la superficie terrestre.

Desierto del Negev.

En forma de cuña se adentra hacia el centro de Israel y supone alrededor de un 60% del área del país.

Pese a ser un país pequeño en extensión, Israel es muy rico en recursos físicos y humanos. Mediante sofisticados sistemas de irrigación, los agricultores israelíes producen una gran cantidad y variedad de cultivos en tierras hasta hace muy poco absolutamente estériles como el desierto de Negev. A través de canalizaciones subterráneas y empleando sofisticados sistemas para bombear, consiguen llevar agua a grandes distancias y superar pronunciados desniveles. La agricultura ocupa un 20% de la superficie del país, y dos tercios de la tierra cultivada se riegan artificialmente. Las condiciones físicas, sociales y políticas que han caracterizado al país desde su fundación, le han obligado a desarrollar una industria y una agricultura intensivas.

Muchos de los originarios bosques de encinas ya han desaparecido, aunque la política de preservación y los esfuerzos de reforestación están dando frutos importantes. En la fauna de país caben destacar los mamíferos, en especial las gacelas, y numerosos reptiles.

Clima:

En Israel podemos encontrar varios ambientes, dependiendo de la latitud, elevación y distancia al mar. En general, el sur es árido y el norte húmedo. La temperatura máxima en Jerusalén se sitúa entre los 30ºC y 35°C, mientras en las orillas del mar Muerto los termómetros pueden llegar a alcanzar los 50°C.

El clima es mediterráneo con veranos secos, cálidos y largos (desde abril hasta octubre). Los inviernos, de noviembre a marzo, son suaves y poco lluviosos. Durante el día se producen temperaturas altas, pero por la noche refresca bastante. En las zonas de interior el ambiente es más seco con temperaturas diurnas más altas y algo más frescas en las noches.

La mejor época para recorrer el país es de abril a octubre en la zona de Galilea y de noviembre a marzo si se visita el sur del país.

Documentación:

Es necesario el pasaporte en vigor. Para estancias inferiores a tres meses no se precisa visado. Algunos países árabes no permiten el acceso al país si en el pasaporte se lleva estampado el sello israelí, así que si desea visitar algún país árabe en el mismo viaje, se puede solicitar a la policía que estampe el sello de entrada en una hoja aparte para evitar problemas.

Para visitar los territorios bajo administración de la Autoridad Palestina y resto de los «Territorios Ocupados», el Ministerio español de Asuntos Exteriores recomienda estar en contacto con el Consulado General de España en Jerusalén.

DESPLAZAMIENTOS

Israel posee una buena red de comunicaciones a través de líneas de autobuses que enlazan las principales ciudades del país. Para moverse por las ciudades se pueden utilizar las líneas regulares de autobuses o los taxis, que disponen de taxímetro y no suelen ser caros. Dado que las ciudades no son excesivamente grandes, lo ideal es desplazarse a pie para poder disfrutar plenamente del ambiente.

 

Lugares para Visitar.

Tel Aviv-Yaffo.

Los orígenes de la ciudad de Tel Aviv son relativamente recientes ya que datan de 1909, cuando un grupo de israelíes residentes en Yaffo compraron a los turcos, que gobernaban entonces Palestina, una zona compuesta de áridas dunas desérticas. A partir de aquí se fueron construyendo los primeros edificios, formando un extendido núcleo de población en las proximidades de uno de los puertos más antiguos del mundo, que en 1948 quedó anexionado con Yaffo formando una sola ciudad. Hoy, esta urbe es el centro económico, intelectual y administrativo del país.

El aspecto de esta metrópoli no es muy diferente al de una ciudad europea, con edificios modernos, aunque lugares como el Zoco Ha Carmel poseen la atmósfera típica de los mercados de los países vecinos. Los lugares más interesantes son los edificios y otras construcciones modernas que albergan museos, teatros, salas de conciertos, etc. La Torre Shalom, la primera construcción de cemento que se realizó en el asentamiento, ofrece, desde sus 37 pisos de altura, una excelente vista sobre toda la zona.

Además, la UNESCO ha declarado la ciudad de Tel Aviv Patrimonio Mundial por sus edificios de estilo arquitectónico Bauhaus. La Ciudad Blanca de Tel Aviv alberga más edificios Bauhaus que en ninguna otra parte del mundo: hasta 4.000 edificios de este estilo que sintetiza los movimientos arquitectónicos populares en la Europa de los años veinte en el siglo XX, fuertemente influenciada por la Escuela Bauhaus de Arte y Diseño. Los edificios, construidos entre 1931 y 1956, fueron diseñados por arquitectos formados en Europa que adaptaron el estilo moderno a la cultura y clima de la ciudad de Tel Aviv.

El origen de Yaffo (la bella) se remonta, según la leyenda, a uno de los hijos de Noé, y se levanta en una colina que delimita dos bahías naturales con un puerto construido en el año 142 a de C. Este actual distrito de Tel Aviv posee un interesante casco antiguo, frecuentado por artistas y objeto de una amplia restauración, y en el que destaca su antiguo puerto donde se encuentra la Roca de Andrómeda; la iglesia de San Jorge en el barrio Arabe; las ruinas de la antigua ciudad romana; la mezquita El Mamudiya; el Museo de Antigüedades y muchas otras construcciones. En los callejones empedrados de su casco viejo todavía pueden verse antiguas construcciones restauradas que guardan todo el encanto de su pasado. Un recorrido por las callejuelas del horóscopo, que llevan nombres de signos zodiacales, permite apreciar el cautivador ambiente de la parte más antigua.

Cesarea.

Cesarea es uno de los importantes lugares arqueológicos del país. Fue la capital de Judea en tiempo de los romanos; construida por Herodes sobre una antigua construcción fenicia y que en poco tiempo se convirtió en el mayor puerto de Oriente. El enclave estaba dotado de todo tipo de instalaciones: carreteras, teatros, acueductos, sistemas de irrigación, etc.

Cesarea debe su nombre a Cesar Augusto. La ciudad fue, durante mucho tiempo, un importante centro urbano tanto para los romanos, que la hicieron capital de Judea en el año 6 d. C., como para los bizantinos y cruzados que la ocuparon posteriormente. Ambos conquistadores la dotaron, tras su ocupación, de amplias fortificaciones y nuevos edificios que engrandecieron la ciudad. Tras caer en manos de los mamelucos en 1265, la urbe fue perdiendo importancia y, finalmente, cayó en el olvido. No fue hasta 1878 cuando, de nuevo, fue rescatada del abandono con el asentamiento, por parte del gobierno turco, de una comunidad musulmana.

Cesarea también es un lugar destacado para el cristianismo, ya que aquí fue detenido en el año 58 el apóstol Pablo y a punto estuvo de morir a manos de los judíos.

Las sucesivas excavaciones realizadas han dejado al descubierto el Palacio de Herodes, con un estanque excavado en la roca; el Hipódromo, de 320 metros de largo; el Anfiteatro romano, abierto hacia el mar; la muralla bizantina; el Acueducto, que posee nueve kilómetros de largo; la Fortaleza de los Cruzados, con calles de mármol y amplios pórticos, y otras diversas construcciones.

Haifa.

Haifa es hoy una urbe poblada de centros de negocios, lujosas residencias y barrios populares que se enfilan por las laderas del monte Carmelo, pero sus orígenes son muy remotos. Ya encontramos testimonios de este lugar en la Biblia con el profeta Elías, y los vestigios del primer asentamiento corresponden al siglo IV a. de C. con el emplazamiento de un antiguo pueblo fenicio. Posteriormente estuvo ocupada por los griegos, los bizantinos y los árabes. Los cruzados lograron conquistarla siendo más tarde expulsados, y con posterioridad fueron los mamelucos y turcos los que la ocuparon. En el siglo XVIII el jeque beduino Omar reconstruyó sus murallas.

En tiempos modernos, Haifa ha sido una ciudad de inmigrantes con un flujo que se inició a principios del siglo XX, cuando numerosos judíos procedentes de todo el mundo se asentaron en ella dotándola de un gran impulso económico.

El cercano monte Carmelo es, sin duda, el lugar más característico de Haifa. Con sus 500 metros de altitud, esta elevación permite unas magníficas vistas sobre la bahía. Los lujosos hoteles y villas residenciales que pueblan las alturas han cambiado notablemente la fisonomía de un monte antiguamente plagado de viñas (Carmelo significa viñas del Señor).

Los lugares más significativos de la población son el parque Gan Haem, en el que se encuentra el museo Beit Pinhas; el Museo Arqueológico; el Templo Bahai, con su cúpula dorada; el Museo de Haifa, donde se exponen restos encontrados en Cesarea o en el monte Carmelo; el Museo de la Inmigración Clandestina, en el que se recoge la historia del buque Exodus que no pudo atracar en Haifa, etc.

De todos ellos el Monasterio de los Carmelitas, llamado también Stella Maris, con su interior recubierto de mármol y frescos que ilustran la vida del profeta Elías es, posiblemente, el que requiera una visita más detenida debido a su belleza y singularidad.

San Juan de Acre.

La ciudad de Akko es conocida también como Acre debido a los cruzados que la convirtieron en una de sus principales bases durante dos siglos, pasando a formar, a partir de entonces, parte esencial de su historia. Sus orígenes son muy antiguos y su puerto muy codiciado por los diferentes imperios que a lo largo de los años la dominaron. En 1104 cayó en manos de los caballeros cristianos, instalando en ella su cuartel general, la orden hospitalaria de San Juan, y por ello pasó a llamarse San Juan de Acre y fue durante muchos años la capital del reino en Tierra Santa.

La actual ciudad fue construida sobre las ruinas de la de los cruzados. La Ciudadela, ubicada en la parte alta, fue en otro tiempo prisión de los nacionalistas israelíes, por lo que algunas salas acogen el Museo del Heroísmo. Este recinto reposa sobre las ruinas de la antigua fortaleza cruzada cuyos restos han quedado soterrados y forman hoy la Ciudadela Subterránea de los cruzados. Un impresionante dédalo de pasillos y cámaras conforman esta curiosidad histórica. La sala de reunión del consejo, que hacía a la vez función de iglesia y refectorio, es el eje central de la misma.

Pero la ciudad posee también otros muchos lugares de interés, como la mezquita de el-Jazzar con su cúpula verde y su estilizado minarete dominando la escasa altura del resto de las edificaciones. Construida en 1781 por El Jazzar, está rodeada de arcadas con columnas de granito y en su interior se encuentran los mausoleos de mármol blanco de El Jazzar y Soliman Pachá. El interior está decorado con cerámicas murales, mármoles de diferentes colores y citas del Corán.

Otros lugares de interés son los caravanserai, especialmente el de el-Umdan, construido en 1785 y rodeado de una amplia hilera de arcadas. Otros edificios levantados especialmente para las caravanas son el Shawarda y el Afranj, este último construido sobre un antiguo convento franciscano.

Imprescindible es también realizar un recorrido por los zocos, auténticos centros vivientes de la ciudad, y el puerto desde donde se obtienen unas excelentes vistas sobre la parte antigua y sus edificios más emblemáticos.

Nazaret.

El pueblo de Nazaret está íntimamente ligado a la vida de Jesús. Aquí, según narra la Biblia, un ángel anunció a María su divina concepción. Hoy Nazaret alberga a una importante población árabe y judía que ha dotado a la ciudad de una gran pujanza económica. La parte moderna ha crecido de manera notable, pero la zona antigua ha quedado circunscrita a una depresión natural y, prácticamente, soterrada bajo los numerosos santuarios que protegen los tesoros arqueológicos.

Una de sus construcciones más singulares es la Basílica de la Anunciación que contrasta, en su arquitectura moderna, con las viejas construcciones de su entorno. Fue edificada en 1968 sobre el lugar que ocupaba una anterior iglesia franciscana. Las excavaciones, llevadas a cabo durante esta construcción, han permitido recoger numerosas muestras antiguas que se exponen en el Museo Franciscano. En el interior de la basílica se encuentra la gruta venerada que se abre al coro central, y que se supone que corresponde a una dependencia de la casa de la Virgen.

Otros interesantes lugares de Nazaret son: la iglesia de San José, cuyo subsuelo conserva una pila bautismal judeocristiana construida con piedras negras y blancas aparejadas de manera tosca; el convento de las Hermanas de Nazaret, que descansa sobre un antiguo cementerio y guarda una tumba que se cierra con una losa móvil; el Mercado Arabe, donde se encuentran todo tipo de artículos; la pequeña iglesia de Mensa Christi, erigida en el lugar donde se supone que Jesús comió con sus discípulos tras la Resurrección, etc.

En los alrededores de la ciudad se encuentra el Monte Tabor, una elevación con forma cónica a la que, según narra la Biblia, subió Jesús con algunos de sus discípulos y tuvo lugar la Transfiguración. Hoy, dos pequeñas iglesias conmemoran este acontecimiento, una de ellas levantada sobre las ruinas de una antigua basílica bizantina. Otros lugares interesantes de los alrededores son el Beit Shean, con un anfiteatro romano y un museo arqueológico donde se exponen diferentes mosaicos bizantinos; y Belvoir, donde se localizan las ruinas de un antiguo castillo cruzado del siglo XII.

Mar de Galilea.

A orillas del lago Tiberíades, también llamado mar de Galilea en la época evangélica, Jesús reclutó a sus primeros discípulos que eran pescadores en este lago. Las tierras que bañan estas aguas son lugares evangélicos por antonomasia y en sus cercanías se encuentran numerosos recintos sagrados para el judaísmo y el cristianismo. El lago posee una longitud de 21 kilómetros de largo y 12 de ancho.

La población más importante de su ribera es Tiberíades, una de las cuatro ciudades santas del judaísmo. Fue fundada por Herodes Antipas, sobre las ruinas de un antiguo cementerio judío, y debe su nombre al emperador Tiberio.

El lago es hoy el eje central de un conjunto de lugares que guardan vestigios de épocas pasadas. Algunos de estos lugares son Ginossar, la Genesaret bíblica, que hoy acoge un kibutz que exhibe un pequeño museo; la Sinagoga de Severo, donde se descubrieron mosaicos y dinteles de estilo grecorromano; los mausoleos de los rabinos Akiva, Moshe Ben-Nahman, Yohanan Ben-Zakkai y del filósofo y teólogo Maimónides; el Teatro Romano, con capacidad para 5000 personas y todavía no excavado en su totalidad; la iglesia bizantina del monte Berenice, desde la que se obtiene una magnífica vista del todo el entorno del lago; la Iglesia y el Monasterio de los Apóstoles construida en el lugar en el que se alzaba un monasterio bizantino, y la Gran Mezquita.

Otros lugares de interés en la zona son Tabgha, que guarda la iglesia de la Multiplicación de los Panes o la iglesia de la Primacía de Pedro; El monte de las Bienaventuranzas, que conserva una iglesia que conmemora uno de los más famosos sermones de Jesús realizado en este monte, llamado así en su memoria; Cafarnaún, donde se encuentra la Casa de Pedro protegida por una iglesia edificada sobre otra anterior del siglo I; Corazaim, con una sinagoga de basalto negro y Kursi, donde se ha encontrado un importante complejo monástico bizantino.

Río Jordan.

El río Jordán ha marcado tradicionalmente para los judíos, y a todo lo largo de la historia, la frontera entre la Tierra Prometida y las tierras de sus enemigos. Este río, que nace de la unión de tres cursos fluviales que manan del monte Hermon, desemboca en el lago Tiberíades para proseguir su marcha de forma sinuosa hacia el mar Muerto. Los 394 metros de desnivel que cubre en su curso hacen que éste sea muy remansado, por lo que, para recorrer los 100 kilómetros que separan ambos puntos, el río hace en realidad un recorrido de casi 300.

Sus aguas han permitido que secularmente los pueblos asentados en su entorno tuvieran una subsistencia más fácil. Hoy, sus aguas son igualmente aprovechadas para irrigar numerosas zonas que contrastan en su verdor con el árido entorno.

Hoy este curso de agua sigue marcando en gran parte de su recorrido la línea limítrofe de Israel y los países vecinos. Curiosamente, a diferencia del resto del territorio israelí, el entorno del río no tiene yacimientos arqueológicos remarcables, y su principal atractivo es el paisaje que recrea en su fertilidad así como la significación histórica que tiene.

Cerca de Jericó se levanta el puente Allenby, puesto fronterizo entre Israel y Jordania, al sur del cual se encuentra El Maghtas, lugar donde los israelíes vadearon el río y pusieron fin a su éxodo por el desierto. Dos iglesias levantadas en las inmediaciones del lugar conmemoran este hecho. También éste fue el río en que Juan bautizó a Jesús de Galilea; el lugar concreto no se ha podido determinar con exactitud, pero diversas expediciones están realizando excavaciones en la zona de Betania, ya en tierras jordanas, intentando arrojar alguna luz sobre estos hechos.

Jerusalén (Murallas).

Las primeras murallas que delimitaron la ciudad fueron construidas por los jebuseos, pueblo cananeo, entre los siglos XVIII y XV a de C. Esta muralla inicial tenía tres metros de espesor y perduró hasta el siglo VIII a. de C. A la ciudad que quedaba en su interior la llamaron Urushalim en honor a su dios Shalem. Posteriormente, a lo largo de la historia, todos los sucesivos pueblos que dominaron la ciudad ampliaron y mejoraron su fortificación, dotándola de nuevos elementos defensivos. Sin embargo, son muy pocos los restos que quedan de estas defensas primitivas. Las murallas que actualmente circundan y defienden la Ciudad Vieja de Jerusalén fueron construidas por Soleiman el Magnífico sobre los antiguos muros romanos, entre los años 1537 y 1542, para proteger la ciudad de las incursiones beduinas y de los amenazantes ejércitos cristianos.

Pese al tiempo transcurrido, esta fortificación no ha sufrido transformaciones notables, pudiendo contemplarse casi tal y como era en tiempos de Soleiman. Los muros tienen 12 metros de altura y están jalonados por 35 torres defensivas y ocho puertas de acceso sobre un perímetro de 4.870 metros. En algunas zonas de la fortificación se puede apreciar el muro antiguo, compuesto de sillares perfectamente encajados y, encima, la construcción otomana posterior.

Toda la muralla es almenada y está provista de troneras defensivas y saeteras. De las puertas existentes, la de San Esteban, la Dorada, la de Damasco y la de Sión son, sin duda, las más interesantes. Esta ultima todavía muestra huellas de los obuses que impactaron en ella durante la guerra de 1948.

Este recinto, por su elevación sobre su entorno, ofrece una excelente vista sobre la parte antigua de la ciudad y sobre los santos lugares de las tres religiones que Jerusalén aglutina y, a su vez, la mejor vista de este recinto se obtiene desde las elevaciones circundantes, especialmente desde el monte de los Olivos o desde el monte Scopus.

Jerusalén (muro).

Alrededor del año 950 a. de C., el rey Salomón, hijo de David, construyó un templo para albergar la posesión más sagrada de Israel: el Aron Hakodesh o Arca de la Alianza, donde se encontraban depositadas las Tablas de la Ley que Dios entregó a Moisés y otras reliquias sagradas. Este cofre, de madera de acacia forrado de oro que simbolizaba la presencia viva de Yaveh, sobrevivió al saqueo de Jerusalén por invasores egipcios, babilonios y por Alejandro Magno, así como a la completa destrucción del templo por el rey sirio Antioco IV en el año 168 a. de C.

En el 37 a. de C., Herodes el Grande, gobernador bajo la ocupación romana, lo reconstruyó de nuevo. Pero en el año 70 d. C., durante una revuelta judía contra el dominio romano, todo el templo, menos su muro oeste, fue destruido por el emperador Tito. El Arca de la Alianza fue arrancada del Templo y transportada a Roma, donde se perderá definitivamente su rastro.

Tras la destrucción del Templo los judíos acudían a sus ruinas a llorar y rezar. Después, los romanos exigieron un canon para poder acceder al lugar y, tras la construcción de la Cúpula de la Roca, ya no quedó más que un trozo de muro del recinto sagrado. A comienzos del siglo XVI, Soulimán reconoció como santos para los judíos los restos del templo, permitiendo su libre acceso y protegiendo el lugar.

Hoy día los restos del muro oeste que se alzan a 15 metros y que corresponden en su parte superior a los restos del Segundo Templo y en su base al antiguo de Salomón, es lo que se conoce como «el Muro de las Lamentaciones», el lugar más sagrado de los judíos. Aquí acuden a rezar y a lamentarse por su destrucción; por ello en la Edad Media los cristianos lo denominaron Muro de las Lamentaciones. Según la tradición hebraica, la presencia de Dios, la shehina, nunca se aparta del muro y, se dice que el mismísimo Todopoderoso juró que ese muro nunca sería destruido. Por esta razón, muchos judíos deslizan entre sus rendijas papeles en los que han escrito sus deseos y esperanzas. Esta acción es para ellos casi como entregárselo en propia mano a Dios.

Jerusalén (mezquitas).

El Haram el Sherif, o Explanada del Templo, ocupa casi una sexta parte de la Jerusalén amurallada. Toda la zona está considerada como una única mezquita indivisible pese a que en su superficie se levantan diversos templos musulmanes, entre los que destaca el Qubbat el Sakkra.

Tras caer la ciudad en manos de los musulmanes, entre los años 688 y 691, se construyó un santuario llamado la Cúpula de la Roca, en árabe Qubbat el Sakkra, una de las joyas más emblemáticas de Jerusalén que también es conocida como Mezquita de Omar.

El edificio, de forma octogonal, fue bellamente engalanado por el sultán otomano Suleiman en 1561, quien decoró su interior con finos mármoles y su exterior lo adornó con finos mosaicos persas. Todo el conjunto está coronado por una inmensa cúpula de equilibradas proporciones magníficamente forrada en oro, destacandob sobre el paisaje urbano de Jerusalén.

Este edificio es el monumento islámico más antiguo que sobrevive en la ciudad y señala el lugar desde el que el profeta Mahoma ascendió a los cielos.Pero también honra el sacrificio realizado por Abraham cuando inmoló un cordero en lugar de su hijo Isaac. Esta mezquita guarda bajo su gran cúpula dorada la roca en la que tuvieron lugar estos hechos; por ello recibe este nombre y es un lugar sagrado tanto para cristianos y musulmanes como para judíos.

Otra de las mezquitas de Jerusalén que ofrece sumo interés es la de El-Aqsa. Fue inicialmente levantada en el 705 y, posteriormente, modificada en el 1035. Los cruzados la transformaron en la iglesia de Santa María y procedieron a su embellecimiento. Más tarde, recuperada de nuevo como mezquita, los ayubíes continuaron las restauraciones y mejoras. Todo ello ha provocado que la mezquita posea una curiosa e inusual combinación de estilos arquitectónicos y que sea la más grande de Jerusalén.

También en la Explanada del Templo se encuentran, entre otras edificaciones, la mezquita de El Aqsa; la Cúpula de la Cadena, en honor a Salomón, a quien los musulmanes consideran un gran profeta; la Cúpula del Profeta; y la Cúpula de la Ascensión, que conmemora el viaje nocturno de Mahoma y su ascensión desde la roca santa. La Cúpula de Chain es una pequeña versión de la Cúpula de la Roca situada en el centro del área de Haram.

Jerusalén (Santo Sepulcro).

Un siglo más tarde de la muerte de Jesús en la cima del monte Gólgota, el terreno fue rellenado y sirvió de base para la construcción del templo de Venus. Este templo se alzó en la cima del monte hasta el siglo IV. Cuando el cristianismo fue declarado credo oficial del imperio romano por el emperador Constantino I en el año 324, fue la madre del emperador, Elena, quien puso todo su empeño en establecer en Jerusalén el centro de la fe cristiana.

En el año 326 se realizaron, bajo el impulso de Elena, excavaciones en el Gólgota para desescombrar y dejar al descubierto la parte superior de la colina. Estas obras estaban encaminadas a preparar el lugar para la edificación de un templo que preservase la tumba de Cristo así como la cima del monte donde había sido crucificado. Durante las excavaciones se descubrieron unas reliquias que fueron consideradas como pertenecientes a la auténtica cruz en la que murió el Nazareno. Por orden de Constantino se edificó en el lugar la iglesia del Santo Sepulcro.

El templo original fue destruido a consecuencia de la guerra, transformado durante la época persa y restaurado por los cruzados en 1149. Este centro de culto, uno de los más famosos de toda la cristiandad, se yergue al final de la Vía Dolorosa en el barrio cristiano de la Ciudad Vieja de Jerusalén.

La iglesia es un conglomerado de diferentes estilos arquitectónicos, producto de las obras llevadas a cabo en diferentes épocas históricas. El templo se extiende por todo el terreno disponible, allanado unos 160 metros, y en la construcción se distinguen dos cuerpos: la basílica rectangular, cubierta de tejado, y la construcción redonda, rematada por una cúpula que alberga el cenotafio de Cristo. En el interior de la construcción se conserva un saliente rocoso del monte Gólgota y en sus dependencias coexisten siete comunidades que se reparten el santuario y su conservación.

El templo es el punto culminante de la Vía Dolorosa, el camino que recorrió Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario.

Jerusalén (olivos).

El Monte de los Olivos está situado en la parte este de la Ciudad Vieja, de donde está separado por el valle de Cedrón. Esta elevación es, desde hace varios milenios, un lugar de sepultura de la ciudad de Jerusalén puesto que los antiguos jebuseos, en el segundo milenio antes de Cristo, ya enterraban aquí a sus muertos. Hoy se ubica en su ladera el Cementerio Judío, poblado de miles de sepulturas, entre las que se encuentra la tumba de la Virgen María, o más exactamente, el lugar en el que reposó antes de su asunción a los cielos. Originariamente había una iglesia que fue destruida y levantada en sucesivas ocasiones.

En la actualidad existe una Cripta, excavada en parte en la roca, que fue también necrópolis de algunos reyes latinos de Jerusalén. Este es, asimismo, el lugar en que, según una tradición común a las tres religiones monoteístas más importantes del mundo, tendrá lugar el Juicio Final.

En este monte se encuentra el huerto de Getsemaní, un lugar plantado de olivos, donde Jesús pasó sus últimos instantes orando con sus discípulos antes de ser arrestado por los soldados romanos, delatado por el beso de Judas. Tras su muerte, los primeros cristianos glorificaron este enclave reuniéndose para rezar en él y conmemorar el lugar en que fue traicionado y prendido el Mesías.

Con los años, el huerto se convirtió en lugar de peregrinación y se edificaron varias iglesias, una sobre las ruinas de la otra a medida que eran destruidas. La basílica actual es reciente, ya que se edificó a principios del siglo XX y recubre la llamada Roca de la Agonía, la piedra sobre la que se supone que oró Jesús la noche de su prendimiento. Este templo utiliza en su recubrimiento interior restos de diferentes mosaicos bizantinos de templos anteriores y en su arquitectura perviven elementos de la antigua edificación de los cruzados.

Desde el monte de los Olivos se obtienen excelentes perspectivas de la ciudad de Jerusalén ya que, debido a su altura, se domina una amplia panorámica sobre la gran metrópoli.

Jerusalén (museos).

Los museos de Jerusalén son una verdadera continuación de las múltiples riquezas arqueológicas que posee la ciudad. Uno de los principales centros es el museo de la Torre de David, en el que se refleja, de una manera visual y didáctica, toda la historia de la antigua urbe. El recinto exhibe multitud de maquetas y dioramas que reflejan los diferentes momentos históricos por los que atravesó el enclave y, en especial, la disposición arquitectónica de los antiguos templos. Diversas figuras representan, con trajes y utensilios de la época, variadas escenas históricas en las que se muestra la vida cotidiana de los habitantes de la población.

El museo fue inaugurado en 1989 y refleja la historia a través de la reconstrucción en maquetas de los principales edificios que posee la ciudad, es decir, el Santo Sepulcro, la Cúpula de la Roca y el Templo. Curiosamente, el museo no reúne objetos o documentos auténticos; sólo se basa en representaciones y reconstrucciones a escala de los edificios, para lo que emplea la tecnología más moderna.

Otro de los más interesantes es el Museo de Israel, fundado en 1965, que domina la población desde la altura. Es un gran centro cultural que contiene diversas secciones, entre las que cabe señalar el Santuario del Libro, que conserva los Rollos del mar Muerto bajo una cúpula de diseño espectacular, entre otros muchos y variados manuscritos hebreos; la sección arqueológica, que muestra cronológicamente el desarrollo cultural de los diferentes pueblos desde la prehistoria hasta la conquista musulmana; y el departamento de Bellas Artes, que posee una de las mejores colecciones de arte judío con exposiciones de obras modernas y contemporáneas y un jardín con esculturas de Billy Rose.

Otros museos interesantes de la ciudad son: el museo de Arte Islámico, situado en Haram el Sheriff, que reúne manuscritos, monedas y utensilios del arte islámico en Jerusalén; el Museo Rockefeller, fundado en 1937 gracias a las donaciones del magnate norteamericano, y dedicado a la historia de las civilizaciones palestinas; y el Museo del Antiguo Yichuy que presenta la vida de la población del antiguo barrio judío.

Belén.

Belén es la ciudad en la que nació Jesús, siendo, por ello, punto neurálgico de la peregrinación cristiana y uno de los lugares más visitados del país. Esta pequeña población, situada a 10 kilómetros al sur de Jerusalén, se encuentra bajo administración de la Autoridad Nacional Palestina y posee numerosas iglesias y construcciones que conmemoran el nacimiento del Señor.

La Iglesia de la Natividad es, posiblemente, la más importante y la más conocida; está edificada sobre la cueva donde se supone que nació Jesús. La primera iglesia conmemorativa se debe al impulso de Elena, madre de Constantino, aunque de este templo originario sólo queda la nave central y sus cuatro filas de columnas. Durante el reinado de Justiniano, en el 540, los cristianos añadieron tres ábsides a la construcción. La basílica tiene su entrada por un pequeño patio enlosado, luego se cruza una puerta de construcción armenia que data de 1277, a través de la que se accede al santuario. En el interior se encuentra una mezcla de capillas y lugares de culto de diferentes confesiones cristianas. La gruta, que recoge el lugar en que supuestamente nació Cristo, puede defraudar las expectativas del visitante no avisado, ya que, pese a su nombre, el lugar no se corresponde con una oquedad de formación natural sino que es una cripta abovedada.

No lejos de la basílica se encuentra la Gruta de la Leche, una formación natural donde se cree que la Virgen se detuvo antes de su huída a Egipto. Existe en el lugar una iglesia edificada sobre los restos de una antigua iglesia protocristiana levantada sobre la gruta sagrada.

Otros lugares interesantes de Belén lo forman la iglesia de Santa Catalina; la mezquita de Omar; el museo de Belén; el mercado local y la Tumba de Raquel.

En los alrededores de la ciudad se encuentra el Monasterio salesiano de Cremisan; Beit Sahur, donde se encuentran las ruinas de un monasterio bizantino destruido por los persas en el año 614; el monasterio de Mar Saba; y, sobre todo, el Herodión, un amplio conjunto arquitectónico destinado a servir de palacio, fortaleza y mausoleo a Herodes el Grande. El magnífico lugar tiene dos niveles: el palacio fortaleza, en la cima, y la ciudad baja.

Mar Muerto (Jericó y Qum Ram-Masada).

El mar Muerto, que ocupa una depresión natural de la falla del Rift, es el punto más bajo de la Tierra, y sus inusuales características le hacen ser una de las principales atracciones del país. La alta salinidad que poseen sus aguas provoca que las personas puedan flotar fácilmente y el barro de sus orillas es considerado altamente terapéutico debido a la gran cantidad de microorganismos que posee. Por todo ello, en sus inmediaciones se encuentran diferentes instalaciones balnearias que permiten al visitante disfrutar de sus peculiaridades.

No muy distante, al norte, se encuentra Jericó, tal vez la ciudad más antiguas del mundo, ya que se le suponen unos orígenes datados en más de 10.000 años, aunque ha cambiado varias veces su emplazamiento. Jericó es la ciudad cuyos muros, según narra la Biblia, derribó Josué haciendo sonar las trompetas. Hoy, esta urbe se muestra rodeada de una vegetación exuberante que contrasta con la aridez del entorno. La ciudad ha ido creciendo superponiéndose sobre otras más antiguas de manera sucesiva a lo largo de la historia. Los restos más antiguos se han localizado a más de 20 metros de profundidad, sepultados por los restos de construcciones posteriores.

Uno de los principales atractivos de la ciudad son sus antiguas ruinas, entre las que cabe destacar el palacio Hisham, construido en el 724 y destruido posteriormente durante un terremoto. Su arquitectura muestra todo el refinamiento de las construcciones islámicas de los primeros tiempos y sus numerosos motivos y detalles ornamentales son de una extraordinaria belleza.

En los alrededores de la ciudad se encuentra el Monte y el Monasterio de las Tentaciones, levantado en el lugar donde se supone que el diablo tentó a Jesús; el Monasterio de San Jorge y el Palacio de Herodes.

En las proximidades del Mar Muerto también se encuentra Qum Ram, lugar donde se realizó el más importante descubrimiento arqueológico de la historia del pueblo de Israel: los Manuscritos del Mar Muerto. El hallazgo se efectuó en unas cuevas adyacentes a este asentamiento y su contenido hace referencia a acontecimientos correspondientes a los primeros años del cristianismo.

La fortaleza de Masada es una verdadera leyenda para el pueblo judío, ya que en ella se combina la espectacularidad de su asentamiento con el dramatismo de su historia. Esta extraordinaria y a la vez lujosa fortaleza fue construida por Herodes en el año 35 a. de C. y fue capturada por los romanos durante la primera revuelta judía en el año 66 d. de C. Cuenta la historia que cuando la situación de los ocupantes judíos era desesperada, los 967 hombres, mujeres y niños de Masada tomaron la decisión de darse muerte con el fin de no caer en manos de los romanos. Tan sólo siete personas, dos mujeres y cinco niños sobrevivieron al holocausto.

Beer Sheba.

Beer Sheba es considerada como la capital del desierto de Negev. Su pasado se remonta a la época romana, aunque su relativa importancia la adquirió posteriormente como etapa de la ruta de las caravanas. Con la desaparición paulatina de esta actividad comercial, Beer Sheba fue languideciendo hasta prácticamente desaparecer.

No ha sido hasta los tiempos modernos que esta urbe ha adquirido de nuevo importancia, habiendo sufrido, en las últimas décadas, un crecimiento espectacular. Las oleadas de inmigrantes han encontrado aquí uno de los principales núcleos donde asentarse, y ello ha producido su rápida expansión. El hecho de que sus edificios se hayan levantado empleando los más variados diseños arquitectónicos ha determinado que la ciudad sea un curioso y complejo conglomerado de edificios que llegó, incluso, a merecer un premio internacional de arquitectura. Hoy, la ciudad posee una importante posición estratégica en la carretera de Suez y se ha convertido en el principal centro de poblamiento del Negev, dedicado, básicamente, a hacer fértil el árido desierto circundante obteniendo unos resultados que han merecido la admiración general.

Las principales atracciones con que cuenta Beer Sheba son: el Mercado Beduino y su zoco, en el que se venden todo tipo de utensilios, objetos o joyas; y el Museo de Negev, situado en el casco viejo de la ciudad, que ocupa una antigua mezquita turca desde cuyo minarete se obtienen unas excelentes vistas de la ciudad y su entorno desértico. En el museo se explica la historia de la ciudad y del Negev así como la cultura beduina, y se exponen los restos arqueológicos encontrados en las diferentes excavaciones llevadas a cabo.

En las inmediaciones de la ciudad también se encuentra el Museo de la Cultura Beduina, ubicado en el kibutz Lahav y, algo más lejos, Shivta, uno de los principales centros arqueológicos del desierto de Negev.

Eilat.

Eilat posee una antigua historia. Por aquí pasó Moisés, y el pueblo judío durante el éxodo, y también la reina de Saba cuando fue al encuentro de Salomón. Pero la importancia de esta urbe no radica en su pasado sino en su presente. Eilat, situada en la ribera del mar Rojo, es el mayor centro vacacional que posee Israel. En este lugar, las mezquitas, las iglesias y las sinagogas han dejado su sitio a las tiendas, a los deportes acuáticos y a los centros de vida nocturna. La ciudad ofrece a quienes se cansen de contemplar tesoros arqueológicos todo el encanto de sus agradables playas, su mar azul y sus fondos coralinos.

El buceo y las actividades acuáticas son el principal atractivo de esta ciudad balneario. En su puerto existen numerosos barcos de recreo, con quillas transparentes, que surcan las aguas ofreciendo a los visitantes un extraordinario espectáculo submarino. Las escuelas de buceo y las empresas que alquilan equipos para realizar inmersiones abundan en una ciudad que tiene en sus colonias de coral una de sus mayores atracciones.

En los alrededores de esta población, enclavada en el mismo pico del desierto de Negev que, como punta de lanza, avanza sobre el mar Rojo, se encuentran diversos paisajes naturales de gran belleza. Cabe destacar las Gargantas de Salomón, un conjunto de profundas erosiones creadas en el árido terreno por el curso del río Shelomo; las Columnas de Amran que son órganos naturales de tierra rojiza ubicados en un cañón profundo y estrecho que han sido formados a causa de la erosión; y la Reserva Natural de Timna, un antiguo yacimiento de cobre en el que se pueden contemplar los restos de las edificaciones construidas para su explotación. Esta reserva muestra un paisaje espectacular como resultado de la combinación de la erosión natural del terreno y las excavaciones llevadas a cabo por el hombre.

DEPORTES

Sus paisajes cambiantes hacen de Israel un gran país para el senderismo y las caminatas. Existen lugares interesantes para ello, como el cráter Maktesh Ramon en el Negev; Wadi Qelt en la orilla oeste y varios caminos en el Golan. Merece la pena visitar el SPNI para obtener más información.

Para los más cómodos, es posible montar a caballo en los numerosos centros de Galilea, Golan y Tel Aviv.

Para nadar, son recomendables las playas de Tel Aviv y de Eliat que, aunque muy turísticas, son aptas para el windsurf, la vela, el esquí acuático y el buceo.

Pero si se busca una experiencia submarina inolvidable, mejor será ir a Cesarea, donde se podrá bucear a través de las ruinas de la ciudad de Herodes

 

2001 Ciudad vieja de Acre

2001 Parque nacional Masada

2003 Ciudad Blanca de Tel-Aviv - El Movimiento Moderno

Ciudad sagrada de los judíos

Según el Antiguo Testamento, David decidió convertir a Jerusalén en su residencia y en la capital de su reino. El nuevo rey trajo el Arca de Jehová hasta la ciudad desde su oscuridad en Qiryat Ye’crim (un antiguo lugar considerado santo, al oeste de Jerusalén) y lo instaló en un nuevo tabernáculo (2 Sam. 6,1-17); construyó el palacio y otros muchos edificios, y fortificó la ciudad. El hijo de David y su sucesor, Salomón, continuó el desarrollo de Jerusalén. Levantó la muralla de la ciudad y varios edificios con un esplendor desconocido hasta entonces en el reino, entre los que destacaban el templo y el palacio real, rodeados ambos por una muralla. El palacio, dispuesto en forma de terrazas sucesivas, consistía en una vivienda (edificada sobre vigas y pilares de cedro traídos de los bosques del Líbano) que tenía aproximadamente 28 m de ancho, 55 de largo y 17 de alto, la sala del trono, el palacio propiamente dicho, los aposentos reales y la prisión (Re. 5-7; Nehemías 3,25-27; Jeremías. 32,2). Los patios y edificios del templo se construyeron en un nivel situado por encima del palacio. El edificio principal del templo era de una gran belleza, pero comparativamente pequeño, 11 m de ancho y 33 m de largo sin contar la entrada y los aposentos adicionales. El templo se construyó con piedra y madera de cedro (1 Re. 6,3-6) y se hallaba rodeado por un patio que contenía el altar de las ofrendas quemadas y el ‘mar líquido’, un depósito de agua de bronce (1 Re. 7,9-12;23-47).

Jerusalén continuó expandiéndose tras el reinado de Salomón, hasta que diez tribus del norte de Israel se separaron de la casa de David, tras lo cual la importancia de la ciudad, que se había convertido en la capital de dos tribus, Judá y Benjamín, decreció mucho. Jerusalén fue destruida durante los siguientes dos siglos por diversas incursiones militares. Hasta mediados del siglo VIII a.C. la ciudad no comenzó a recuperar su esplendor anterior, siendo incluso destruida por Nabucodonosor II, rey de Babilonia (587 a.C.). Bajo la hegemonía de los Macabeos se inició una época de prosperidad desconocida hasta entonces; se convirtió en la ciudad santa del judaísmo y en el principal lugar de peregrinación del mundo judío.

Ocupación romana

La conquista realizada por los romanos al mando del general y estadista Cneo Pompeyo Magno, en el 63 a.C., no provocó grandes transformaciones en la ciudad. El máximo periodo de prosperidad se alcanzó bajo el dominio de Herodes el Grande. Además de la reconstrucción total del templo con una gran ostentación, emprendió también la creación del Xystus, un espacio abierto rodeado por una galería, un gran palacio en la zona occidental de la ciudad, un hipódromo, un teatro y una gran presa. Además de estas obras, se realizaron mejoras de menor envergadura como el reforzamiento de las murallas. Sin embargo, la rebelión de los judíos contra la autoridad romana provocó que el emperador Tito, hijo del emperador romano Vespasiano, conquistara y arrasara la ciudad en el 70 d.C.; sólo sobrevivieron a la destrucción unas pocas fortificaciones en la zona occidental. Esta catástrofe puso fin a la historia de la Jerusalén antigua.

El emperador romano Adriano visitó la ciudad, que en su mayor parte se encontraba en ruinas, hacia el 130 d.C., y comenzó su reconstrucción. Una nueva rebelión de los judíos (bajo el mando de Barcokebas) contra los romanos tuvo lugar entre los años 132 y 135 e hizo que el emperador convirtiera la Ciudad Nueva en un lugar pagano y que prohibiera a los judíos entrar en ella. La Ciudad Nueva se rebautizó con el nombre de Aelia Capitolina. La muralla que rodeaba la ciudad seguía a grandes rasgos el recorrido de la antigua muralla excepto en el sur, donde excluía gran parte de la ciudad.

 Una ciudad cristiana Asalto cruzado a Jerusalén

Al atardecer del 7 de junio de 1099 los cruzados acamparon a la vista de las murallas de la ciudad de Jerusalén, que se hallaba bajo control egipcio. El 15 de julio, aquéllos la tomaron por asalto y masacraron a casi todos sus habitantes. La fotografía reproduce una ilustración un tanto edulcorada, posterior al hecho representado, que no es otro que el saqueo de la ciudad de Jerusalén a cargo de los cruzados cristianos.

Se sabe muy poco de la evolución de la ciudad desde los tiempos de Adriano hasta los del emperador romano Constantino I el Grande, cuando el cristianismo se convirtió en la religión del Imperio. La población de Jerusalén se fue sustituyendo de forma progresiva por los cristianos y los peregrinos que llegaban a la ciudad. Por orden del emperador Constantino se construyó la iglesia del Santo Sepulcro, así como otros edificios de carácter también religioso. Entre los monumentos más notables de este periodo destacan la iglesia de San Esteban, al norte de la ciudad, levantada por orden de la emperatriz bizantina Eudocia, que también reconstruyó la antigua muralla meridional de la ciudad y la gran iglesia de Santa María, en la colina del templo, construida por el emperador bizantino Justiniano I.

La ciudad, tras haber sido tomada por los persas al mando del rey Cosroes II en el 614 y después de ser recobrada por el emperador bizantino Heraclio en el 628, fue conquistada en el 637 por los musulmanes bajo el califa Omar I. Una capilla, la cúpula de la Roca, fue erigida sobre una roca en la que se creía que estaba el lugar del altar del templo edificado por Salomón. Los cristianos vieron limitadas sus actividades en la ciudad y cuando los califas fatimíes egipcios se convirtieron en los gobernadores de Jerusalén en el 969, la situación se hizo más precaria. Los turcos selyúcidas conquistaron la ciudad en el 1071, y su maltrato a los cristianos así como la destrucción de la iglesia del Santo Sepulcro fueron algunas de las razones que impulsaron las Cruzadas. En 1099, los cruzados, dirigidos por el noble francés Godofredo de Bouillon, se apoderaron de la ciudad. Jerusalén volvió a ser una ciudad cristiana, que perteneció al llamado reino latino de Oriente hasta el 1187, año en que fue reconquistada por los musulmanes bajo el mando de Saladino I, quien casi terminó con el reino cristiano.

Historia reciente

Yad Vashem, Jerusalén

Yad Vashem es un lugar dedicado a las víctimas y héroes del Holocausto, emplazado en Jerusalén. Es un amplio complejo de museos, monumentos, exposiciones al aire libre, archivos y bibliotecas. El Monumento a los Niños está excavado en una cueva y conmemora al millón y medio de niños que fallecieron durante el Holocausto.

Desde el siglo XIII, cuando Jerusalén fue conquistada por los mamelucos egipcios, hasta el reinado de los turcos otomanos, que comenzó en 1517, la importancia de la ciudad decreció. Sin embargo, durante estos siglos, muchos judíos que huían de las persecuciones que sufrían en Europa volvieron a Jerusalén; a finales del siglo XIX eran parte importante de la población de la ciudad. Jerusalén fue ocupada por las fuerzas militares británicas en 1917, y desde 1922 hasta 1948 formó parte del mandato británico de Palestina como capital del territorio. Tras la creación del Estado de Israel en 1948, Jerusalén fue el escenario de las luchas más cruentas entre judíos y árabes. La Asamblea General de las Naciones Unidas, en su plan de división inicial del 29 de noviembre de 1947, propuso hacer de Jerusalén y sus alrededores un enclave internacional. El objetivo principal era asegurar el acceso libre a los lugares santos de la ciudad a todos los grupos religiosos. Sin embargo, en la primavera de 1948 los ejércitos enemigos de Israel y Jordania conquistaron la ciudad; los israelitas ocuparon la parte occidental de Jerusalén, que abarca la zona moderna residencial y la zona de negocios, mientras que Jordania ocupó la parte oriental, donde se encuentra la Ciudad Antigua. Además, las fuerzas israelitas mantuvieron un pasillo con el que se comunicaban con Tel Aviv-Yafo en la costa. Mediante el armisticio firmado el 3 de abril de 1949 entre Israel y Jordania, ambas partes reconocieron la partición de la ciudad. En 1950 el sector occidental fue declarado la capital de Israel. Durante la guerra de los Seis Días, en junio de 1967, las fuerzas israelitas tomaron la Ciudad Antigua y la Knesset (Parlamento) israelí decretó unilateralmente la reunificación de la ciudad ante la protesta generalizada del mundo árabe. A pesar de ello, en 1980, la Knesset declaró a la ciudad reunificada la capital eterna de Israel.

Jerusalén ha seguido siendo una ciudad disputada durante las décadas de 1980 y 1990, pues mientras que Israel seguía manteniendo su reclamación sobre la totalidad de su territorio, los palestinos exigían la devolución de Jerusalén Este, incluyendo la Ciudad Antigua y los santos lugares. En septiembre de 1993 Israel y la Organización para la Liberación de Palestina firmaron un tratado de paz que incluía la necesidad de lograr un acuerdo negociado sobre el futuro estatuto político de la ciudad. No obstante, debido a lo delicado de la cuestión, el asunto relativo a Jerusalén fue apartado en las negociaciones globales que siguieron a la firma de paz inicial. En enero de 1996 Yasir Arafat fue elegido presidente de la Autoridad Nacional Palestina, un órgano ejecutivo para la gobernación de los territorios autónomos palestinos que habían sido ocupados por Israel en 1967: Gaza, Cisjordania y Jerusalén oriental. En septiembre de 1996, la construcción de un túnel bajo la Ciudad Antigua de Jerusalén a cargo del nuevo ministro israelí, Benjamín Netanyahu, condujo a la resurrección de la intifada palestina en la ciudad, causando decenas de muertos. En 1997, la creación de un barrio judío en una colina árabe de Jerusalén supuso el inicio de nuevas revueltas, dificultando el proceso de paz en la zona. Población (según estimaciones para 2004), 701.512 habitantes.

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